jueves, 30 de abril de 2015

¿QUÉ HAY QUE SABER PARA DISFRUTAR UNA LLUVIA DE ESTRELLAS FUGACES?

¡La ubicación del radiante! Claro, hay que conocer las fechas de inicio, máximo y finalización de la lluvia de meteoros, así como el dato de su Tasa Horaria Zenital (traducción de Zenithal Hourly Rate), que es número de meteoros que se verá durante su máximo. Pero sin conocer la ubicación del radiante (la zona circular del cielo de la que provienen los meteoros de una lluvia determinada) no podremos conocer cuantos meteoros veremos de ese máximo.
Antes que nada, una aclaración: no todos los meteoros que se vean durante la noche del máximo de una lluvia (o en cualquier noche) provienen de la lluvia que tenga su máximo esa noche. Por eso es que además de contarlos, el astrónomo amateur que hace una observación de valor científico debe registrar su dirección, para clasificarlos de acuerdo al radiante del que provienen (o si son esporádicos).
Desconocer la altura del radiante implica que no sabremos cuantos meteoros veremos verdaderamente (si vemos alguno). Hace pocos días los medios periodísticos recogían información seguramente de fuentes norteamericanas anunciando el máximo de la lluvia de las “líridas”… y días después anunciaban que “no se habían observado”. ¿Por qué? Porque el radiante del que provienen las “líridas” está ubicado, obviamente, en la constelación de Lira, y la constelación de Lira en abril sólo se puede observar a finales de la noche y muy baja sobre el horizonte. En esas condiciones, pretender observar los 18 meteoros esperables la noche del máximo era más difícil que observar un fenómeno lunar transitorio.
Ya vimos que la Tasa Horaria de una lluvia de meteoros es Zenital, además de calcularse con una magnitud límite de 6.5. Veamos que implican los factores “zenital” y “magnitud límite”. Ambos factores implican unas condiciones perfectas de observación: el radiante se encuentra en el zenit del cielo y en condiciones de visibilidad propias de un observador adiestrado en el más oscuro de los cielos (sólo en esas condiciones se podría observar estrellas de magnitud 6.5). En la realidad, y por experiencia propia, es casi imposible observar estrellas de magnitud inferior a 4.5 en cielos urbanos sin luces parásitas en luna nueva, y en cielos rurales, difícilmente mucho más baja de 5.
Tomemos entonces la noche del 22 de abril, máximo de las “líridas”. Al máximo de 18 por hora tenemos que aplicarle 2 factores de corrección: la magnitud límite del cielo en esa noche en particular y la altura del radiante en esa misma noche.
La corrección por la magnitud límite sería demasiado complicada para explicar, pero tengan por seguro que entre magnitud límite 6.5 y 5 hay mucha diferencia (muchos meteoros débiles no se verán). La corrección por la altura del radiante es más sencilla gracias a la aplicación del índice de corrección elaborado por J. Zvolankova, simplificado por una escala que va de los 5º por encima del horizonte a los 90º (zenit):

Altura del Radiante
Factor de corrección
36,121
10º
13,112
15º
7,293
20º
4,841
25º
3,547
30º
2,770
35º
2,264
40º
1,915
45º
1,664
50º
1,480
55º
1,341
60º
1,235
65º
1,156
70º
1,096
75º
1,052
80º
1,023
85º
1,006
90º
1,000

Recordemos que cuanto más cerca del horizonte se observa, peores son las condiciones de observación. Si el índice es 1 a los 90º (el número máximo de meteoros por hora), a los 5º es de 36,121. El radiante de las “líridas” estuvo a un máximo de 25º sobre el horizonte el día del máximo, por lo que el factor de corrección es de 3,54. Ergo, el verdadero máximo en Argentina para las “líridas” no es de 18 sino de 5,08, a lo que hay que restar la corrección por magnitud límite.
En consecuencia, las “líridas” desde Argentina tienen una frecuencia similar a la tasa de meteoros esporádicos observables en cualquier noche, 4 por hora.
Me dirán que la gente no tiene por qué saber estas cuestiones astronómicas, pero los astrónomos amateur sí tenemos que saberlas. Eso implica que divulguemos la existencia de lluvias de meteoros que tienen un máximo de meteoros menor que muchas de las lluvias del hemisferio norte que la gente pretende ver, pero con un radiante que se ubica muy arriba en el cielo, por lo cual se pueden ver todos los meteoros previstos y además verlos en todo su esplendor, sin que el horizonte recorte una parte sustancial. Recomiendo lluvias como las “Alfacentáuridas”, las “Alfacrúcidas” y las “Púppidas Vélidas”. En este blog ya hemos dicho algo sobre el tema (http://cometasentrerios.blogspot.com.ar/2014/09/una-iniciacion-las-lluvias-de-meteoros.html ).
Y no olvidar: las observaciones de meteoros son un campo abierto a los astrónomos amateurs, no se necesita ningún instrumento y somos muy pocos los observadores al sur del Ecuador.


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