viernes, 15 de enero de 2016

EL GRAN COMETA DE 1577 EN PALABRAS DE TYCHO BRAHE


El Gran Cometa de 1577 fue quizás el más importante de todos, disputando el lugar con el Halley, pues fue el cometa que estudió Tycho Brahe por paralaje. El sabio danés llegó a la conclusión de que se ubicaba más lejos de la atmósfera terrestre, destruyendo empíricamente la noción de los cometas como fenómenos sublunares, que venía de Aristóteles y seguiría siendo defendida por Galileo. Enviar a los cometas a los abismos del espacio los hizo menos temibles.
Aquí Tycho nos cuenta su primera observación de l histórico cometa.
Traducido del francés del “ Tratado del cometa que apareción en diciembre de 1743” de Jean Philippe Loys de Chesseaux.

 “Observé por primera vez esta estrella con cola el 13 de noviembre de 1577 en la isla de Huene (que los extranjeros llaman Ecarlatine), del célebre distrito de Sund. Habiendo ido poco antes de la puesta del Sol a esperar la noche para pescar en uno de mis criaderos de peces, y mientras tiraba las redes me ocupaba de contemplar el Cielo de occidente para analizar si la pureza del aire nos permitiría nuestro placer ordinario de observar los astros. Distraído como  estaba, percibí en ese sector del cielo una estrella brillante que no era Venus, ya que Venus se encuentra cerca de la Tierra y se lo contempla antes de la salida del Sol . Todavía no podía distinguir los rayos o la cabellera de esta estrella por la luz del Sol, todavía sobre el horizonte. Estaba fascinado por el nuevo espectáculo que me ofrecía esta estrella extraordinaria, cuya luz era capaz de llegar a mis ojos aunque el Sol todavía no se hubiera puesto. Sabía que en esa porción del cielo no había ninguna estrella fija capaz de verse de día , pues ninguna es lo suficientemente brillante. Sabía que por occidente aparecía Saturno, pero su brillo era insuficiente para observarlo de día. Les pregunté a los que estaban conmigo si veían una estrella en el sitio que les indicaba y me respondieron que sí, que debía ser Venus porque lo habían visto de día en circunstancias similares. Pero yo sabía que no era así, porque pocos días antes lo había observado de mañana hacia el oriente, cerca de Júpiter, por lo que era imposible que esa estrella fuese Venus. Les dije que no podía ser Venus sino un nuevo astro extraordinario y admirable. Cuando se puso el Sol y disminuyó la luz del día, la estrella mostró una gran cola en dirección al este, de manera que ya no hubo dudas… Su cuerpo era redondo, luminoso y notable por su color blanco amarillento. La cola se extendía hacia el este, casi hasta el Sol, parecía arder, como formada por rayos rojos, mas brillantes cerca de la cabeza y menos luminosos en los extremos. La cola era curva, de manera que su lado cóncavo miraba al horizonte y el convexo al Zenit”

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