viernes, 22 de abril de 2016

LEXELL, EL COMETA MÁS CERCANO

Hace poco realizamos varias entradas sobre el doble acercamiento cometario, el segundo más cercano de la historia (en cuanto existen registros). Dijimos también que el paso de un cometa registrado más cercano a la Tierra fue el del cometa Lexell (en rigor  D/1770 L1 Lexell).
Fue descubierto por el cazador de cometas más famoso, Charles Messier, el 14 de junio de 1770. ¿Y por qué no se llama Messier? Ah, no lo sé, lo cierto es que forma parte del reducido grupo de cometas cuyo nombre deriva de la persona que calculó su órbita (como el 1P Halley y el 2P Encke), en este caso el astrónomo y matemático sueco Anders Johan Lexell.
El 1 de julio de 1770 el cometa pasó a sólo 0,015 unidades astrónomicas de la Tierra. Parece haber sido un buen espectáculo ya que en 24 horas cruzó 42 grados y fue descripto como “tan grande como Júpiter, rodeado de una coma de luz brillante, cuya parte más brillante era tan grande como la Luna”. De hecho, pasó tan rápido que la última vez que se lo vio fue, luego del perihelio, el 3 de octubre de 1770 (por el incansable Messier, el primero y el último en verlo).
Para 1770 ya se había comprobado la órbita elíptica del Halley (en su paso por 1759), pero calcular órbitas y predecir retornos era una tarea ciclópea. Halley había utilizado datos históricos de las apariciones anteriores (en esa época los estudios cometarios tenían una buena dosis de historia). Pero con cometas menos conspicuos, las cosas se ponían difíciles y para 1770 no se había podido determinar la órbita de ningún otro cometa. No era de extrañar que el 1P fuera considerado una excepción y que se pensara que los demás cometas no tenían órbita elíptica y que por lo tanto visitaban el sistema solar una vez solamente.
Lexell logró calcular una órbita de 5.58 años y según sus cálculos la misma, anteriormente mucho más extensa, había sido alterada por la atracción gravitatoria de Júpiter en 1767 (por lo que el Lexell fue el primer cometa conocido de los llamados “de la familia de Júpiter”). El perihelio de 1776 no pudo ser confirmado porque nadie logró observarlo. Lexell, en colaboración el famoso sabio francés Pierre Simon Laplace, sostuvo que un nuevo paso por las cercanías de Júpiter en 1779 había perturbado nuevamente su órbita, alejándolo quizás más allá del sistema solar.
Calcular la órbita del cometa Lexell parece haber sido el deporte de moda entre los astrofísicos desde 1770 hasta nuestros días, a juzgar por la inmensa cantidad de determinaciones orbitales (entre ellos muchos conocidos como Pingré, Lambert y Le Verrier). Supuestamente,  y según Wikipedia “los cálculos de Kazuo Kinoshita pusieron en evidencia que en 1779 el cometa Lexell se aproximó a 0,0016 UA del quinto planeta del Sistema Solar, lo que hizo pasar su distancia en el perihelio de 0,7 UA a 5,2 UA, transformando su trayectoria en una órbita elíptica con un período orbital de aproximadamente 200 años”. Deberíamos haber observado al cometa en 1984-con medios mucho más modernos-pero no fue así. La verdad, a riesgo de ser “científicamente incorrecto”, no entiendo cómo se tiene por determinada con certeza la órbita de un cometa que nunca más fue observado, pero cuyos perihelios venimos considerando como exactos-e incluso sus acercamientos a Júpiter, calculados de la misma manera.
Lo cierto es que el Lexell pertenece a la curiosa categoría de “cometas perdidos”, identificados con la letra “D”.
El lector del blog sabrá que el Cometa Lexell es el que trae el fin de mundo:


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