miércoles, 22 de marzo de 2017

El colapso de un acantilado revela el interior del cometa 67P

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por Amelia Ortiz · Publicada 22 marzo, 2017 .
22/3/2017 de ESA / Nature Astronomy

Imagen 3D del acantilado de Aswan antes y después de su colapso. Inicialmente se observó que el acantilado tenía una fractura de 70 m de longitud y 1 m de ancho, separando un bloque colgante de 12 m. Tras el colapso se observa material brillante, prístino, en la pared del acantilado, con escombros nuevos al pie del mismo. Crédito: ESA/Rosetta/MPS for OSIRIS Team MPS/UPD/LAM/IAA/SSO/INTA/UPM/DASP/IDA; F. Scholten & F. Preusker.
Científicos de Rosetta han encontrado la primera conexión firme entre una emisión de polvo y gas y el colapso de un acantilado prominente que, a su vez, ha dejado al descubierto el prístino interior helado del cometa.
Durante la misión de dos años de Rosetta en el cometa 67P/Churyumov–Gerasimenko se han observado frecuentes  explosiones repentinas y de corta duración. Aunque la causa precisa ha sido objeto de mucho debate, las emisiones parecen apuntar al colapso de superficies débiles y erosionadas, con la contribución de material volátil que queda repentinamente al descubierto y se calienta. Ahora los científicos han establecido la primera conexión definitiva entre  una explosión y el derrumbe de la cara de un acantilado, lo que nos ayudará a comprender las fuerzas que controlan estos sucesos.
Las primeras imágenes de cerca del cometa, tonadas en septiembre de 2014, revelaron una fractura de 70m de largo y 1 m de ancho sobre el borde del acantilado llamado Aswan, en la región de Seth del cometa, en su lóbulo grande. Durante el transcurso del año siguiente, mientras el cometa se acercaba al Sol a lo largo de su órbita, el ritmo al que los hielos enterrados se evaporaban y arrastraban polvo al espacio fue creciendo. Emisiones esporádicas y breves de polvo y gas señalaban esta actividad subterránea.
Una de estas explosiones fue captada por la cámara de navegación de Rosetta el 10 de julio de 2015, que podría ser relacionada con una porción de la superficie del cometa que incluye la región de Seth. La siguiente ocasión en que se observó el acantilado de Aswan, cinco días después, se halló un borde brillante y afilado en el lugar donde previamente se había identificado la fractura, junto con muchas rocas de varios metros, de tamaño, al pie del acantilado de 134 m de altura. “La última vez que vimos la fractura intacta fue el 4 de julio y en ausencia de otra explosión que fuera registrada en el periodo de diez días siguiente, ésta es la prueba más sólida que tenemos de que la explosión observada estaba directamente relacionada con el colapso del acantilado”, explica Maurizio Pajola, director del estudio.

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